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lunes, 20 de julio de 2009

VIDEO DEL RÍO DE ROBREGORDO



Robregordo tiene rapidísimo acceso en coche por la N-I. El campo de fútbol, punto de partida de la excursión, se halla pasado el kilómetro 89 de la antigua carretera de Burgos (Robregordo-Somosierra), tomando una pista asfaltada que baja a mano izquierda, frente al cementerio. Hay autobuses de Continental Auto (tel.: 91-314 5755)
Es una ruta recomendable para cualquier época del año. Incluso en pleno invierno, los acebos proporcionan refugio en caso de lluvia, ventisca o un frío extremo
Miguel Ángel Acero describe ésta y otras rutas por la zona en la guía 'Madrid, a la búsqueda de su naturaleza', de Libros Penthalon
hoja 19-18 (Prádena) del Servicio Geográfico del Ejército o mapa 'Sierra Norte', de La Tienda Verde (Maudes, 23 y 38; tel.: 91-534 3257)

EN LA FOTO VERÁS EL MAPA DE LA RUTA DE ROBREGORDO (HAY, AL COMENZAR LA SENDA, UN MAPA EXPLICATIVO DE LA MISMA)

A falta de pan...un paseo por el acebedo de Robregordo

Este lunes me volvió a tocar ir hacer cosillas por La Pinilla, por allí sigue quedando nieve de medio mirador por arriba y siguen queriendo abrir en cuanto se pueda.
Día soleado y temperatura de lujo, así que, cuando terminé decidí pasarme por Robregordo y buscar el Acebedo ( de Robregordo no de La Acebeda), siempre que he pasado por allí, me he quedado con ganas de echar un vistazo y llevó pasando un montón de años.

No es nada difícil de encontrar, desde la A1 después de pasado el puerto de Somosierra tomé la salida 87 a Robregordo y seguí dirección al pueblo sin dejar la antigua A1, atraviesas el pueblo y casi cuando vas a salir ves a la derecha el cementerio y a la izquierda un cartel que te indica al área recreativa del plantío y la dehesa boyal de Robregordo, también hay un esquema de la ruta por el acebedo, es una pista de cemento bastante inclinada, pero que se puede bajar sin problemas con el coche, eso sí, como es bastante estrechita habrá que tener cuidado los fines de semana con otros coches, a los 2 Kms, más o menos te encuentras con el area recreativa
No es muy grande, solo tiene un par de mesas, pero tiene una pinta majisima para hacer una mirienda en verano, con el rio al lado y el campo de futbol a la izquierda.
El coche hay que dejarlo ahí (supongo que, igualmente, los fines de semana esa zona estará llena y habrá que dejarlo a la entrada del camino, en el pueblo), el camino para el acebedal sale cruzando el puente sobre el rio, el comienzo es un poco inclinado hacia arriba, pero luego se suaviza mucho, a los 500 mts. más o menos hay que cruzar una puerta que debemos dejar cerrada para que no se escapen los bichos, a los pòcos metro veremos el primer "acebito" que nos indicará que no nos hemos confundido de camino
tras pasar el acebo, realmente queda segun subes a la izquierda, ahí más o menos vi una pareja de corzos que no estaban por la labor de posar, pero haberlos están.

Por el valle a mano derecha corre el rio Santo Domingo Una rama que aún le quedan frutos.

El camino hay veces que discurre como un pasillo entre acebos, lastima que hubiesen limpiado de maleza hace poco, porque tiene que ser aún más bonito.
Las vistas son preciosas al Nordeste se puede ver el pueblo de Somosierra a y al fondo el pico Cebollera Vieja, con muy poquitos neveros. Al Norte la Peña del Gato, creo, el edificio que se ve es una base militar

Las primeras flores comienzan a hacer acto de presencia. Un roble gordo, que hace honor al nombre de su pueblo, aún quedan algunos. Se hizó de noche casi sin darme cuenta, así que tocó volver. Lástima no poderos poner los sonidos del río y de los pajaros, ni el olor a hierba porque era una maravilla.
De todas formas habrá que volver otra vez ya que me quedó mucho por ver y el sitio lo merece.

Aquí un mapa de la ruta que te explican en la pagina [
www.excursionesysenderismo.com]




Os pongo tambien unos enlaces y una explicación de la ruta que he encontrado buscando en el google.

[
www.robregordo.com]

[
www.sierranorte.com]

DESDE EL ÁREA RECREATIVA ASCENDEMOS POR UNA PISTA, RODEADOS DE DIVERSAS ESPECIES COMO RETAMAS, PIORNOS, ROSALES SILVESTRES, HELECHOS, ETC.; SE LLEGA A UNA PORTILLA QUE DEBEMOS DEJAR CERRADA PARA QUE NO SE SALGA EL GANADO; AQUÍ COMENZAMOS A VER ALGUNOS EJEMPLARES DE ACEBOS, MEZCLADOS CON ROBLES, SERBALES, MOSTAZOS, CEREZOS SILVESTRES, MAJUELOS, ENDRINOS, ETC.. ESTA SENDA DEJARÁ A LA IZQUIERDA TRES CAMINOS, ANTES DE ALCANZAR LA VALLA QUE DELIMITA LA DEHESA, DONDE COMIENZA EL PINAR DE REPOBLACIÓN. RETROCEDEMOS 300 M PARA ESCOGER EL ÚLTIMO CAMINO QUE DEJAMOS A LA IZQUIERDA QUE LLEGA AL ABREVADERO, DONDE ESTÁN LOCALIZADOS LOS RODALES DE ACEBO MÁS DENSOS Y DESDE DONDE SE TIENE UNA PARONÁMICA DEL VALLE CON LA SILUETA DE LA SIERRA DE LA CABRERA AL FONDO.


Esta información se ha obtenido de la siguiente dirección de internet:


http://www.nevasport.com/phorum/read.php?61,995347

ROBREGORDO Y SUS SENDAS



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¿Qué te encuentras en la ruta de senderismo de Robregordo?

Emblema de la Navidad y de la dicha hogareña, el acebo ha sufrido por eso mismo tal persecución que ríanse de los 'progroms' judíos. Su madera, blanca, flexible, muy dura y compacta, ha sido codiciada por ebanistas y torneros. Y para más inri, nuestra península, que por el clima lleva camino de convertirse en arábiga, hace siglos que dejó de ser terreno abonado para este arbolito, relicto de épocas más frías, cuando aún llovía y nevaba y todas esas cosas.

Preocupadísimas por la suerte (en este caso, mala) del 'Ilex aquifolium', las autoridades comunitarias del ramo se apresuraron en su día a tomar dos medidas, a cual más drástica, para infundir el pánico en los expoliadores. Una (1983): declararlo por decreto especie protegida –la primera de la región–. Y dos (1987): enviar a sus técnicos de excursión en busca de algún espécimen de buen porte a fin de incluirlo en un catálogo de árboles ejemplares. ¡Qué chupi! Es de suponer que los técnicos registraron el Guadarrama de arriba abajo: la dehesa de Somosierra y la Pedriza de Manzanares, el valle de la Fuenfría y el arroyo de Canencia, enclaves todos donde es fama que perduran unos cuantos acebos, desperdigados tanto en bosques de pino silvestre como en melojares y casi siempre a alturas inferiores a 1.500 metros.

Pero hete aquí (y esto es lo mejor) que fueron a dar con un individuo soberbio, de más de doce metros, en el término de La Acebeda, lugar en el que, al margen del nombre y del árbol ejemplar, apenas queda rastro de ellos. O por lo menos no hay tantos como en el vecino Robregordo. Y es que aunque el topónimo invite a pensar sobre todo en robles gordos, que los hay y asaz corpulentos, esta otra localidad registra el mayor asentamiento de acebos de Madrid. Los nativos no entienden por qué los domingueros –que, de venir, serían dinero para el pueblo– buscan el gato en el garbanzal, la aguja en el pajar, el acebo en La Acebeda. No entienden que esa ignorancia es, acaso, la única ley que ha librado del expolio a los acebos de Robregordo. Dando por supuesto el minucioso respeto que siente el excursionista por los acebos –y el que corte una rama, que le parta un rayo–, éste habrá de acercarse para conocerlos mejor hasta el campo de fútbol de Robregordo y, tomando como referencia el fondo norte, trepar por la ladera más próxima junto a un murete de piedra hasta desembocar en una pista forestal.

Tal camino le conducirá, en ligera subida, hasta la puerta de la finca que atesora las reliquias botánicas. Y será otra verja, dos kilómetros más adelante, la que ponga fin a la propiedad y a la parte ascendente de la caminata. Tanto a la ida como a la vuelta (en total, cinco kilómetros y medio nada fatigosos), el paseante podrá solazarse con las vistas de las montañas circundantes: al norte, el pico límite de las Tres Provincias; a levante, la mole de la Cebollera Nueva; y al sur, los lejanos canchales de la sierra de La Cabrera.

Pero estas alturas no deberán distraerle de los placeres terrenales que hasta aquí le han traído. Así, saludará con afecto al efímero helecho y al rosal, al chico melojo y al roble gordo, a la adusta retama y –cuánto honor– al señor acebo. Agrupados en rodales a la vera del camino, los acebos forman copas de hasta seis metros de altura. Sus hojas, de color verde oscuro en el haz, lustrosas, crespas y con espinas en el margen, tapizan todo el año estas cúpulas vegetales que, junto con sus drupas rojizas, proporcionan sustento y cobijo a especies aladas y herbívoras. Y cobijo también al caminante, que sabedor del cálido microclima que rige bajo estas bóvedas –hasta diez grados por encima de la temperatura exterior–, buscará su amparo cuando el frío arrecie.

La luz, muy tamizada, crea cabe la fronda un ambiente de paraje submarino. Sobre su lecho, alfombrado de hojas de roble, las vacas evolucionan como peces enormes, frezando al calorcito unas, recelando del intruso las demás, mientras fuera ruge la ventisca.

Esta información se ha obtenido en la siguiente dirección de internet:

http://www.excursionesysenderismo.com/rutas/r_madrid1/ruta_083_m1.htm